Los violines Stradivarius son los más preciados instrumentos musicales del mundo. Entre los cerca de 600 ejemplares que aun se conservan hay algunos valorados en más de un millón y medio de euros, es decir, más de cien veces de lo que costaría el más perfecto ejemplar artesano moderno y más de diez mil veces que los procedentes de fabricaciones industrializadas.
El violín, que en el pasado no gozó de una gran reputación, surgió en el Norte de Italia hacia 1550 y se utilizaba para acompañar danzas o para doblar a las voces en la música polifónica. No fue hasta el siglo XVII y comienzos del XVIII cuando el arte de la construcción del violín alcanzó sus cotas más altas en los talleres familiares de los italianos Stradivarius, Amati y Guarneri, y del austriaco Stainer.
Antonio Stradivarius (1644-1737, Cremona) llevó su oficio de constructor de instrumentos, en especial de violines, a su máxima perfección. La creencia popular piensa que existía un secreto cuya transmisión familiar se quebró a comienzos del siglo XIX.
Cada violín, desde el más preciado Stradivarius al más vulgar producto industrial, posee una voz propia. Una persona cultivada musicalmente es capaz de distinguir entre Plácido Domingo y Pavarotti cuando cantan la misma pieza operística. Algo semejante es aplicable a los diferentes violines. En los últimos 150 años numerosos científicos, entre ellos físicos tan famosos como Helmholtz, Savart, o el Nobel hindú Chandrasekhara Raman han intentado conocer las bases científicas de esas diferencias en las cualidades y características de los sonidos.
miércoles, 11 de julio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
gracias por tu investigacion ayudaron a entender la pieza unica que fue el violin
me encanta tu trabajo, no se siento qe los violines son como... como decirlo?...una parte de mi qe necesita ser descubierta, jejej bueno asi lo ve yo n_n
Publicar un comentario